lunes, 11 de febrero de 2008

Acidez

Pues si, al fin logré el acido, LSD, ajo, trip, whatever.

Fue este fin de semana, con mi choncha amiga. La idea surgio en una tarde de chelas, ambos teniamos ya la espina, compartimos la idea de que hay que probar de todo, y amigos en comunes nos alentaban compartiendo sus experiencias.

La manera de conectar, desde hace semanas en mi agenda de contactos el numero, solo era cuestion de decidirme y llamar.

"Hey tu, soy yo y quiero unos ajos", mañana en la noche te los tengo, me respondio.; y como a buen paso darle prisa, pues ella decidio intentar por otro lado y lo logró.

Al otro dia, a las 6 de la tarde, ya estaban en nuestras manos los diminutos pedazos de papel con un estampado quién sabe de qué cosa, pero la verdad no me interesaba un clavo como se viera, ni de qué variedad fueran, yo los queria en mi lengua y en mis receptores. Hicimos los arreglos necesarios para garantizar un excelente viaje. Llamadas por telefono para comprobar la lejanía de cualquier persona que pudiera irrumpir en el departamento. Por mi parte, avisar a mis progenitores que no llegaria a dormir, la excusa: una fiesta en las afueras de la ciudad. Tuvimos que armarnos para el viaje: Cigarros muchos, golosinas de texturas variables, y paletas de helado.

Según las recomendaciones de la amiga que nos los facilitó, solo deberiamos meternos la mitad de uno, y la otra mitad la guardariamos para despues. El chiste es que los partimos, exactamente a la mitad, y a nuestra salud, los colocamos en la lengua. Dos tres lenguetazos, algunos mordiscos, hasta que se deshiciera el papel. Nos acostamos en la cama, tratando de no caer victimas de la sugestion. La ansiedad me mataba asi que decidi salir por un tabaco y estando afuera noté que la neblina descendia, entré, volvi a salir, cuestioné la calidad del LSD. Al igual que yo, ella no sentia nada aun, y segun la informacion que habia consultado, el efecto se lograba de 20 a 30 minutos después. Como ya habia pasado casi una hora y de la acidez ni sus luces, pues que nos metemos la otra mitad. Obviamente lo discutimos, y pues, no habia mejor momento, lugar ni compañia para densear; además, esta ocasion segun me habian dicho y habia investigado no habria introspeccion que fue lo que me aniquilo en mi primer viaje con hongos, aparte claro de que consumi casi tres veces la dosis recomendada.

Al igual que con el hongo y el peyote, no se sabe en que momento empiezas a viajar, solo sientes las mismas ganas de bostezar, pero nunca sabes con exactitud en qué instante comenzó. De pronto mas estrellas en el cielo, menos neblina y una iluminación que la hacia parecer artificial. Al fondo unas palmeras viñetadas y en el edificio de junto un sombrerudo caminando para un lado y para el otro. Adento, en la oscuridad del cuarto, la musica fué el detonante, las vibraciones hacian cosquillas al entrar al canal auditivo, y despues se expandian, propagandose hasta la uñas de los pies. Las estrellas titilando en el techo del cuarto, ni siquiera la lampara desentonaba, mas bien se integraba perfectamente. Después del lounge, Aerosmith nos erizó la piel, creando un ambiente potencialmente agresivo pero muy agradable.

Todo iba tan bien, que quise ver si podria estar mejor, saqué a María de la lata, y la enrollé en un papel arroz. Pronto despues un breve debate, acerca de si era mejor fumar en porro o en hiter.. obviamente el porro ganó, y por aquello de los vecinos, nos fuimos al lado mas apartado y oscuro de la casa. Y he ahi donde todo empezó a perder sentido.

Primero observamos la calle.. todo nos parecia tan.. intrascendente.. quisimos sentarnos en la cornisa, pero se nos ocurrio que no era buena idea. Decicidmos sentarnos en el piso para lo cual tuvimos que explorar el terreno, pues era campo minado, por las heces de los perros. Comenzamos a fumarnos lo que me costo mas de lo normal forjar, y guardamos silencio.

Observamos el cielo, con el detenimiento con el que se mira un fresco, encontré patrones entre las estrellas, me senti de veras tan insignificante, como el resto de la humanidad, que quise llorar, pero me contuve.. cambie la direccion de mi mirada a la paerd vecina, que tenia escrita alguna frase, que no puedo recordar, pero de alguna manera tuvo un significado que me hizo cambiar la trayectoria de mi viaje.

El silencio, en un principio se tornó incomodo, un suspiro tras otro, miradas evasivas y el presentimiento de que todo podria cambiar radicalmente.

Y tal como fué. De ella salio la invitación de ir hacia la luz... pero si no la hubiera hecho ella, la hubiera hecho yo, sin dudarlo. No sé cual habia sido su viaje en ese lapso de tiempo, pero el mio basicamente habia pasado de un carnaval de sensaciones placenteras, a una realidad absolutamente bipolar, blanco y negro sin grises.

Tratando de guardar la compostura, y no aparentar pánico, soltamos una carcajada, como quienes se rien de lo absurdo e inmediatamente guardamos silencio, esperando a que el otro inicara las maniobras necesarias para levantarse del piso, pero a falta de tales, reiamos de nuevo.

-"Mientras esto no se convierta en una pinche metáfora, vamos" dije, y nos pusimos de pie. El camino hacia donde estaba "la luz", que era literalmente solo eso, la luz emitida por un foco de 100 watts (pero que en ese momento para mi representaba algo más), se hizo bastante extenso y complicado de recorrer, mecates, escalones, cajas, y el hacer consciencia de eso, solo alimentaó mas el trip de la luz y la oscuridad y de cuán dificil es salir de la esta una vez que ya estás adentro.

Después de eso, una serie de sensaciones, y experiencias metafisicas que conforme pasa el tiempo pierden la calidad de trascendental que pudieron haber tenido. En un momento yo estaba flotando en una especie de vacio que de pronto se bifurcó, se crearon dos campos de energía y yo tenia que decir cuál tomar. Me hartó esa situación, y lo que es peor, me generó una ansiedad tal que comenzé a hiperventilar, como jamás en la vida lo habia hecho.. cada inspiración generaba en mi una sensación de bienestar, que posteriormente se invertia al momento de la espiracion, haciendome tomar consciencia del instante tan significativo en el que la espiracion se transforma en inspiracion. Poco a poco con mi respiracion fui creando una brecha entre esas dos energias, mi energia. Mi energía era de colores, comenzó verde.. y fué cambiando, para cuando era naranja yo ya estaba en otro nivel y estaba punto de implotar, de suerte que sono el timbre.. era el taxista que me habia llevado a casa, y al cual, supongo, no pagué..